"La verdad es simple, si fuera complicada todo el mundo la entendería" George Bernard Shaw.
Esta frase encierra una realidad tan profunda como transformadora. Muchas veces, somos nosotros mismos los que nos complicamos la vida, cuando en realidad la vida es mucho más fácil de lo que creemos. En lugar de dejarnos llevar por la simplicidad, buscamos atajos que sólo nos llevan a un camino más confuso y lleno de sufrimiento. Sin embargo, en ese enredo mental que creamos, también está la posibilidad de que nos sirva de crecimiento personal, de trabajar en ello para aliviar el sufrimiento y de conseguir una mayor ampliación de conciencia.
¿Por qué nos complicamos?
Gran parte de nuestras complicaciones tienen que ver con cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con el entorno. Es un juego de percepciones y creencias que, lejos de hacernos la vida más fácil, la enredan en complejas madejas mentales.
1. Decisiones conscientes y responsables
Tomar decisiones es una de las áreas donde más nos complicamos la vida. Muchas veces, evitamos decisiones importantes por miedo a equivocarnos o a no cumplir con las expectativas, ya sea las nuestras o las de los demás. Sin embargo, cuando actuamos de manera consciente y responsable, estas decisiones pueden ser un camino hacia la felicidad y el bienestar. La vida se simplifica cuando dejamos de resistirnos a lo que sabemos que debemos hacer y, en su lugar, actuamos con plena conciencia. En lugar de intentar predecir todas las posibles consecuencias, debemos aprender a confiar en nuestras capacidades y asumir la responsabilidad de nuestras elecciones. Es decir, ser capaces de ser consecuentes y responsabilizarnos de las consecuencias de nuestras decisiones, si no lo hacemos no podemos ejercer nuestra libertad.
2. El juicio como fuente de sufrimiento
Otra de las grandes fuentes de complicación y sufrimiento en nuestras vidas es el juicio: el juicio que emitimos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las situaciones que nos rodean. Juzgar a otros y a nosotros mismos desde un punto de vista crítico no solo genera tensión y malestar, sino que nos aleja de la paz mental. Aliviar el sufrimiento pasa por aprender a observar sin juzgar o al menos ser conscientes de que lo emitimos y de como nos condiciona. Aceptar las cosas como son, sin intentar encajarlas en un marco mental lleno de expectativas y juicios, nos permite simplificar nuestras vidas y vivir más en paz.
3. La dificultad de poner límites
Muchos de nosotros encontramos complicado establecer límites. Decimos "sí" cuando queremos decir "no", o nos involucramos en situaciones y compromisos que nos restan energía y tiempo. Poner límites es una parte esencial del crecimiento personal, porque nos permite priorizar nuestro bienestar sin cargar con responsabilidades que no nos corresponden. Sin límites claros, nuestras vidas se llenan de obligaciones innecesarias, lo que nos aleja de nuestros verdaderos objetivos y de la felicidad. Aprender a decir "no" con amabilidad, pero con firmeza, es una manera de simplificar nuestras relaciones y, en última instancia, nuestra vida.
4. El enfoque en el resultado y no en el proceso
Finalmente, una de las mayores complicaciones que añadimos a nuestra vida es enfocarnos sólo en los resultados. Nos fijamos tanto en el destino, en el objetivo final, que olvidamos disfrutar del proceso. Buscamos el éxito o la consecución de un objetivo y, en ese camino, nos olvidamos de vivir el presente. Sin embargo, cuando logramos concentrarnos en el momento presente y disfrutar de los pequeños pasos que nos llevan hacia nuestra meta, la vida se vuelve más sencilla y placentera.
Es esencial aprender a valorar el proceso tanto como el resultado, ya que es en ese viaje donde se encuentra gran parte del aprendizaje y el crecimiento personal. Al hacerlo, también reducimos la presión que nos imponemos y nos permitimos disfrutar de una vida más fácil y más feliz.
La clave está en simplificar
Nos complicamos la vida por la manera en que nos relacionamos con nuestros pensamientos, emociones y las circunstancias que nos rodean. Pero también tenemos el poder de simplificar la vida. Para ello, es necesario dejar de lado las complicaciones innecesarias, aprender a tomar decisiones responsables, liberar el juicio, poner límites claros y centrarnos en el proceso en lugar del resultado.
La verdad es que la vida, tal como es, es mucho más fácil de lo que nuestra mente nos hace creer. Ampliar nuestra conciencia, entendernos mejor a nosotros mismos y nuestras relaciones, y vivir de manera más consciente nos llevará a una vida más plena, feliz y sencilla.
Recuerda, el crecimiento personal no se trata de hacer todo perfecto, sino de aliviar el sufrimiento que nosotros mismos generamos, de abrirnos a la experiencia de vivir plenamente, y de aprender a disfrutar del momento presente.
En definitiva, vivir una vida más simple, donde prevalezca la calma, el bienestar y la felicidad, es un camino posible para todos. Lo único que necesitamos es estar dispuestos a dejar ir lo que nos complica y abrazar la simplicidad de lo que ya es.
Comments